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Actividades
Introducción | Exposiciones | Excursiones | Talleres
Las personas que visitan la aldea pueden observar cómo los hombres y las mujeres artesanas de Río Negro elaboran petates, morrales y servilletas de tela. Si desean podrán, incluso, aprender hacerlos por sí mismos, siempre y cuando esten dispuestos a invertir paciencia, tiempo y dedicación.
Tejiendo petates con hojas de palma
La palma es una planta que se da mucho por la región de Baja Verapaz. En Río Negro se buscó la forma de darle utilidad a esta planta. Cuando está tiernita se usa para hacer morrales, escobas (mezabal), sopladores, sombreros y petates. Los petates son importantes para la gente de Río Negro porque sobre ellos es donde se duerme. Cuando alguien fallece, se hace un petate grande sin colores que envuelve al difunto antes de devolverlo a la Madre Tierra. Para adornar los petates, se pintan algunas hojas con añalina, lo que permite hacerlos más alegres.
Confeccionando morrales
Otra forma de tejer es por medio de nudos. Todas las personas de Río Negro dominan esta técnica para fabricar los morrales de su propio uso.
Algunas familias se dedican a la producción de morrales y redes con fines comerciales para la venta en el mercado de Rabinal o a las personas que vistan el pueblo.
En función de su utilidad o de acuerdo al gusto del cliente, los hombres y las mujers artesanas emplean diferentes técnicas.
En tiempos pasados, le ebra era de fibra natural. Hoy en día se trabaja principalmente con hilos sintéticos.
Fabricando tejidos con el telar de cintura
Antes de la violencia, en Río Negro no había costumbre de tejer, pero hace algunos años los hombres y las mujeres aprendieron a hacer servilletas,
bolsas y güipiles con telares ancestrales mayas o de cintura. Durante el proceso de tejer, todos los hilos están separados por unos palos, existiendo uno principal
al que se le llama peine. Las figuras se van formando una por una con los dedos.
En los tejidos mayas está tejida la sabiduría de los antepasados que ha sido trasmitida de madres a hijas durante cientos de años. Los secretos de la naturaleza se encuentran reflejados en los güipiles que las mujeres visten a diario en Río Negro: hay muchos diseños de pájaros o flores.
